sábado, 18 de febrero de 2012

Ma Nuit Chez Maud de Eric Rohmer (1969)

Como todo francés que se precie de tal, Rohmer es asquerosamente racional aun a pesar de su catolicismo, y quizás deba decirse que esta escisión entre la razón y la pasión cristiana es el debate central de la mayor parte de sus películas y, por qué no, de la civilización occidental. ¿Dónde ubicar el carácter trascendente de la vida humana en la inmensa banalidad en la que vivimos? ¿Cómo no sentir culpa al entregarnos al placer más puro y como, al mismo tiempo, no sentirse horrorizado ante la vida dura de trabajo y sacrificio? Las películas del director nos traen una y otra vez estas preguntas, y si su cine es extraordinario es porque logra capturar lo trascendente en la banalidad, porque observando la superficie encuentra lo sublime.

En Ma Nuit Chez Maud, como en casi todos sus cuentos morales, se plantea una tesis que los personajes deberán demostrar como verdadera o errónea. Esta tesis es a veces difusa o compleja y se da en el marco de una larga charla, exhibiendo el placer de Rohmer por filmar conversaciones, por demostrar todo lo no verbal que hay en la palabra, usando al lenguaje como materia prima, retomando la tradición oral frente a la maquinaria visual que nos bombardea. Un cristiano culposo (Jean Louis), un marxista (Vidal) y una chica liberal y nihilista (Maude) se encuentran y hablan sobre Pascal, la fe, el deseo, el matrimonio, pero nada de lo que dicen importa más que las manera en que se miran, en que sus cuerpos se mueven por la habitación durante la noche que da título al filme.

La película se plantea de manera excesivamente intelectual, algo que con el tiempo Rohmer fue corrigiendo, logrando que los personajes sean menos conscientes de su rol como pensadores y se dejen llevar por esas voluntades que a su vez intentan reprimir. En su obra maestra Le Genou de Claire, esa caricia a la rodilla de la chica en cuestión es una exhalación de deseo, el único gesto no reprimido que el protagonista logra efectuar en el teatro de la vida, durante una de las escenas más bellas jamás filmadas. No hay conciencia ahí sino pura energía inconsciente logrando pasar la barrera de la represión. En Ma Nuit Chez Maud Rohmer busca imponer una idea estética, intenta ser radical para manifestar una posición artística, y los debates no son solo emocionales sino también intelectuales, algo que en lugar de hacer crecer la idea por momentos la reduce a categorías de pensamiento algo explicitas.

Sin embargo, estamos hablando de Rohmer, uno de los más grandes directores de la historia del cine, y aun con algún efecto de estilo no del todo depurado, la película no deja de ser hermosa en muchos sentidos. Es memorable la manera en que Jean Louis manifiesta físicamente su debate interno al acostarse junto a Maud (envuenlto en una manta que funciona como cinturón de castidad) y aquí volvemos a encontrarnos con que, a pesar de ser una película hablada, las palabras solo quedan en la superficie; de manera lacaniana notamos que el cuerpo actua como un traidor al cerebro y exhibe las pulsiones reprimidas. Luego, claro, la dulce ironía: nunca vemos a Jean Louis tan feliz como junto a Maude, nunca lo veremos sonreír y hablar de esa manera, en algún punto esas breves escenas en compañía de ella son las únicas en las que no hay represión, donde la libertad es absoluta, donde la comunicación fluye hacia ese lugar común llamado felicidad. Y, sin embargo, la relación se corta. Las razones son múltiples, pero quizás haya que regresar a la pregunta inicial: ¿cómo no sentir culpa al entregarnos al placer mas puro? ¿Es nuestra tendencia al sacrificio una aberración del cristianismo? El final muestra una felicidad puesta en duda, aceptada en silencio, débil ante la menor sacudida. En algún punto es Maude quien parece exenta de toda culpa, liviana como la libertad, aunque no por eso más feliz. Y el director logra esta complejidad psicologica y emocional con una austeridad y una simpleza que no dejan de dejarme pasmado. Es que Ma Nuit Chez Maud es una película bien rohmeriana: simple en apariencia pero misteriosa como todo lo que es bello en el universo.

JPS

2 comentarios:

  1. Las pelis que he visto de Rohmer ( seis o siete), han sido belleza de experiencias.
    Mi preferida rayo verde , la coleccionista y pauline en la playa.
    bello blog

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  2. Gracias por tu comentario Leox, todavia no vi La Coleccionista, la tengo pendiente. Me gustan mucho casi todas las de Rohmer pero creo que la mejor es Chloe in the Afternoon o en frances L amour apres midi.

    Saludos!

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